miércoles, 25 de noviembre de 2009

capítulo 6: Por qué elegí un Peugeot 308

Yo tenía un Opel Astra 2.0Di 86cv de 5 puertas y cambio manual, color verde selva, desde hace 12 años.



Desde el primer momento el coche me dió problemillas eléctricos: las luces de los faros se fundían facilmente, las bombillitas del salpicadero dejaban de lucir, las bombillas traseras dejaban de hacer contacto. Más tarde tuve que cambiar de caudalímetro dos veces, a los 45.000 y a los 60.000 kms.


Hace un par de años dejó de funcionar los botones del aire acondicionado y de la luneta térmica. Además, el chivato del airbag no se apagaba. Poco a poco el consumo empezaba a subir ..cosas que suceden con el paso del tiempo.

O sea, que lo cambié con 216.000 kms aprovechando el pán 2000E del Gobierno.


Me dió bastante pena. Fueron muchas horas dentro del coche. Todo el dia con las sillitas y los cochecitos arriba y abajo. Las vacaciones con el maletero a reventar, los atascos interminables en cualquier carretera, los niños y sus canciones en cintas de cassete. Y las discusiones con la mujer cuando estabamos perdidos con el puñetero gps sin saber a dónde ir.



En fin, muchas horas familiares con el cochecito de marras.




No tenía una idea predeterminada en la elección del nuevo coche.

Estuve mirando los eléctricos, pero a fecha de octubre de 2009 el modelo más extendido era el Toyota Prius, pero no me terminaba de convercer ni el sistema ni el modelo de coche, y menos su precio. Aún no era del todo "enchufable", sino que se recargaban sus baterias cuando el motor diésel estaba funcionando.

Los modelos prototipos que aparecían del Opel Ampera, y otros similares, aún no iban a salir al mercado. En general, que tendría que esperar un par de años para disponer en en el mercado un vehículo eléctrico en condiciones similares a la de los utilitarios actuales. Así que abandoné la idea.
 
Lo único que tenia claro era que fuera un diesel que consumiera razonablemente poco.

El primer filtro fue sobre gustos. Deseché los Opel porque quería variar de marca. No me gustaron los Seat, sus diseños no me convencían, tenían un aire deportivo muy forzado.Los Renault, aunque muy buenos, no me llamaban la atención. He cogido tirria a los BMW, Audi y WV por sus campañas publicitarias: a mí  no me gusta conducir,  no me gusta correr y no me gusta pagar de más sólo por ser de una determinada marca.

Estuve mirando coches japoneses y los Chevrolet. Pero los modelos que veía no me terminaban de gustar, tenía la sensacion de estar comprando en un todo a cien.

Al final quedaron tres marcas con sus modelos: Citroen C4, Alfa Romeo 147 y el Peugeot 308.

En el Citroen C4, y todos sus hermanos, me gustaba todo, excepto en el salpicadero. Pero ¿a quién se le ocurre suprimir las esferas con la velocidad, las revoluciones y demás?. Me dió mucha rabia, porque tenían una muy buena relación precio/calidad.

Del Alfa Romeo 147 me enamoró su diseño. La visibilidad de la luneta trasera y de sus retrovisores no me gustaron nada. Había un modelo malva/azul claro metalizado que le encantaba a mi mujer, pero su excesivo consumo y el sanbenito de fallos que tenían hizo que lo desechara.

Y al final, elegí el Peugeot 308. Las revistas especializadas decían que sus consumos eran de los más ajustados del mercado, y que las prestaciones eran excelentes. Su precio no era caro.

Además, yo tuve un 205 GR blanco hace unos años del que guardo muy buenos recuerdos. Por si fuera poco, mi primo Rubén tiene otro 308, al igual que mi primo Alfredo, y mi tío Juan. Mi hermano Miguel tiene un 307, y mi tia Chus y mi tio Luis se compraron un 405 hace ya unos años. Y me olvido de algún primo más. Todos ellos están contentísmos con sus coches, y todos ellos los compraron en el mismo concesionario R. .

El color rojo fue decisión de mis hijas, María y Jimena, que querían un coche rojo nuevo. Y como había uno disponible, pues lo compré.

Tuve que entregar el Opel Astra por el plan 2000E. Jimena, la de 4 años, aún me pregunta a veces que "por qué  el señor de la tienda se llevó su coche".

Hace unas semanas que lo tengo. De momento, no me arrepiendo de la compra.

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